Cuando uno piensa en Cartagena, imagina calles coloridas, murallas coloniales y la vibrante energía del Caribe. Pero detrás de algunas de esas hermosas fachadas, se esconden lugares donde la verdadera magia de la ciudad cobra vida. Tuve la fortuna de pasar un fin de semana mágico en una de las casas privadas más encantadoras de Cartagena, experimentando un lado diferente de la ciudad: uno de paz, belleza y lujo.
Una cálida bienvenida
Llegué un viernes por la tarde, donde me recibieron con un refrescante vaso de jugo de lulo bien frío, la bienvenida perfecta después de unas horas de viaje. El acceso a la casa era a través de un encantador pasillo, y apenas crucé la puerta, sentí la atmósfera de calma que envuelve este lugar. Una iluminación tenue, el sonido del agua en el patio y las hermosas plantas tropicales creaban un ambiente verdaderamente especial.
Ubicada en el corazón de San Diego, uno de los barrios más encantadores de Cartagena, la casa está a pocos pasos de excelentes restaurantes, boutiques, la Plaza San Diego y La Serrezuela — y aún así, a solo unos 15 minutos del aeropuerto.
Una historia de amor arquitectónica
Construida en el siglo XVII, la casa es una auténtica joya colonial. Perteneciente a una familia de ascendencia italiana y griega que se enamoró de Colombia hace décadas, la propiedad ha sido restaurada con amor por la siguiente generación, respetando su esencia original mientras integra el confort moderno, detalles elegantes y un lujo sobrio.
Cada una de las cuatro habitaciones cuenta con una cama king-size y su propio baño en mármol, cada uno con una paleta de colores y un diseño únicos. Una de las habitaciones incluso tiene un altillo con una cama adicional. La master suite, a la que se accede de manera privada desde detrás de la piscina, se encuentra en el segundo piso y ofrece una terraza privada con vista al patio central, el lugar perfecto para tomar un café en la mañana o disfrutar de una tarde tranquila.
Espacios llenos de alma
Los interiores combinan texturas de maderas rústicas, piedras pulidas, tejidos ricos y piezas de decoración artesanal de Colombia y de todo el mundo. Los espacios de la casa están llenos de luz natural gracias a ventanas estratégicamente ubicadas y patios abiertos.
Hay una acogedora sala de estar antes de llegar a la piscina, ideal para conversaciones amenas. Y más allá, un hermoso salón principal completamente climatizado, que alberga un piano y una mesa legendaria donde Gabriel García Márquez escribió partes de El amor en los tiempos del cólera. La atmósfera en toda la casa es encantadora: cojines coloridos, libros cuidadosamente seleccionados y detalles artísticos hacen que cada rincón se sienta cálido, vivido y auténtico.
Días de calma y disfrute
Mis días siguieron un ritmo simple pero lujoso: desayunos tropicales frescos servidos en la encantadora mesa de madera de la cocina, sesiones de yoga junto a la piscina con mats disponibles, y refrescantes momentos en el agua bajo el sol del mediodía. El área de la piscina, rodeada de vegetación exuberante, cuenta con un sistema de aspersores para refrescar el ambiente y un elegante bar al aire libre con sillas altas para disfrutar de snacks o cócteles por la tarde.
Puse de fondo un playlist de French Summer Vibes mientras disfrutaba de mis libros favoritos junto a la piscina. Cada detalle — desde el aroma de las flores frescas hasta el aire acondicionado perfectamente regulado y las suaves batas de baño — creaba una atmósfera de pura relajación y confort. Una tarde, me tomé un momento para mí: disfruté de una mini sesión de spa con rituales de skincare y me relajé en la tranquilidad de mi hermosa habitación.
Por las noches, después de un refrescante baño en la piscina, una ducha relajante y una deliciosa cena explorando el centro de Cartagena — con opciones de cocina italiana, mediterránea, sabores locales y mariscos frescos — regresaba a la tranquila elegancia de la casa para disfrutar de noches de sueño reparador.
Un servicio impecable
El equipo de servicio hizo que la estadía fuera aún más especial: cálidos, discretos, atentos y dedicados. Ya fuera preparando comidas personalizadas — desde deliciosos desayunos tropicales hasta platos de inspiración mediterránea — o manteniendo la casa en condiciones impecables, ofrecieron un nivel de servicio que podría rivalizar con el de cualquier hotel cinco estrellas, pero con la calidez y autenticidad de un hogar privado.
Una forma diferente de vivir Cartagena
Esta estadía me ofreció una nueva perspectiva de Cartagena: una ciudad llena de energía vibrante, pero también de rincones de calma y belleza profunda. Un lugar donde se puede disfrutar de lo mejor de la ciudad y, al mismo tiempo, regresar a un refugio privado, rodeado de detalles con alma y una atmósfera de pura serenidad.
Esta estadía me ofreció una nueva perspectiva de Cartagena: una ciudad llena de energía vibrante, pero también de rincones de calma y belleza profunda. Un lugar donde se puede disfrutar de lo mejor de la ciudad y, al mismo tiempo, regresar a un refugio privado, rodeado de detalles con alma y una atmósfera de pura serenidad.